miércoles, 4 de septiembre de 2013

Llegan las clases: vamos a hablar, hablar y hablar!!!


     Septiembre y octubre son meses que, en Venezuela, marcan el inicio de las actividades escolares para primaria y secundaria. Estudiantes y docentes asisten a la escuela,  se incorporan a las aulas con un amplio panorama de expectativas que se soportan o fundamentan en supuestos, creencias, motivaciones, experiencias previas (estructuras semánticas) de diversa naturaleza. Es durante este período cuando se llevan a cabo los encuentros e  intercambios iniciales que deberían permitir la creación del clima socioafectivo adecuado para  la incorporación de todos y todas a las tareas de enseñanza y aprendizaje, a la construcción colectiva de saberes.
     En el caso de los docentes y las docentes, es importante que sus actuaciones didácticas estén orientadas por claras concepciones -en el marco de una racionalidad práctica, comunicativa y crítica- que otorguen amplios espacios a los intercambios orales y donde se  asume la enseñanza de la lengua y la literatura como una actividad de carácter intencional  en estrecha relación con la realidad en la que surge; un acto social, histórico y cultural que orienta a valores y en el que se involucran sujetos (Souto, 1996[1]) . En la clase de Castellano y Literatura, con apoyo en precisos principios de la didáctica de la lengua oral, se debe atender a la dimensión sociocomunicativa de la enseñanza en la cual el aprendizaje, por una parte, responde a procesos de comunicación oral abiertos, dinámicos y contextualizados que se producen en un marco institucional, en espacios tácticos peculiares, complejos, dinámicos y, por otra, exige el establecimiento de canales que posibiliten el flujo de información real y adecuada para favorecer avances significativos, para descubrir las necesidades y preferencia de los alumnos.
      Revisemos, en este mismo blog: 1) el trabajo de Monserrat Vilà y Santasusana en el cual nos presenta algunos criterios que  pueden ayudar a dar sentido y significado a la oralidad en la clase de Castellano y Literatura y, además, los componentes específicos que debemos atender en el desarrollo y fortalecimiento de la competencia oral como "factor de integración social de los jóvenes y un elemento facilitador del progreso profesional.", 2) la entrada "Bla, bla, bla" que nos aporta un manual cuyos aportes teóricos básicos sobre la comunicación oral y sus técnicas pueden ser una referencia en procesos de planificación y orientación de actividades en el aula.
     Por último, lo cual no agota ni cierra el tema, es inevitable referirse a la competencia comunicativa oral de quien enseña (o pretende enseñar) lengua y literatura. Vilà y Santasusana expresa que "las personas que saben escuchar de un modo receptivo y saben hablar bien han adquirido unas cualidades que son necesarias para establecer buenas relaciones personales, profesionales y sociales." Cabe preguntarse: ¿Saben escuchar y hablar competentemente nuestros docentes de Castellano y Literatura en servicio? ¿Cómo está la competencia comunicativa oral de quienes se encuentran en proceso de formación inicial?
     Tengamos presentes estas palabras de Rafael Cadenas que vienen al caso en esto de hacer de las clases de lengua y literatura espacios para el encuentro, el intercambio, la comunicación y, sobre todo... ¡de vida!: "La clase ha de ser algo vivo. Si no, es mejor esperar hasta tener las personas que puedan hacer este trabajo. Un trabajo más importante que el también muy útil de hacer casas y edificios, pues tiene que ver con la construcción interna de los seres, por lo que ninguno puede igualársele. A menos que prefiramos la solidez de las ciudades (...) a la solidez de las personas."
¡Feliz septiembre!


[1] Souto Martha. (1996) la clase escolar. Una mirada desde la didáctica de lo grupal. En: Corrientes didácticas contemporáneas. Argentina: Paidós.

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